Gracia M. Ruiz Herrero



  La guitarra

 

A la guitarra seria y lenta
como palabra quejumbrosa
quiero referirme.
A la que tiene escamas
de sardinas arenques
en la cansada nuca
de sus cuerdas,
y parece una anciana
que agonizara en cánticos
o animal imitando
la melodía postrera
de un arcángel caído.

Nombro tan sólo la guitarra
que algunos guitarristas tienen
para ponerse a recordar sus muertos
o en busca de ellos mismos,
nada menos.

No la guitarra
con cara de querida del oído
de un turista cualquiera,
sino esa guitarra que parece
puñado de tristura de la sombra
y silencio que suena, sin embargo.

A la guitarra ronca y mansa
quiero referirme.
A la que tiene siempre
la sangre en la garganta
y le traduce al hombre
los gritos esos que se quedan dentro
y parecen planetas
del sistema solar de la memoria.

 
José María Requena - (Gracia pensativa)