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El
cuajarón
Barcelona, Destino, 1972 (Premio Nadal de novela 1971)
Pesebres
de caoba
Barcelona. Destino, 1982. (Premio Villa de Bilbao de novela
1982)
Agua del Sur
Sevilla, Alfar, 1988. (Premio Ciudad de Granada de novela
1985)
Las
naranjas de la capital son agrias
Sevilla, Muñoz Moya y Montraventa, 1990. (Premio
Luis Berenguer de novela 1983)
Los
ojos del caballo
Sevilla, Arquetipo, 1991.
Etapa fin de sueño
Sevilla. Castillejo, 1993.
La foto
rubia
Obras Completas (Volumen III) Ayuntamiento de Carmona.
"ETAPA FIN DE SUEÑO"
Una larga y empinada cuesta se alza
como un paredón en la ruta de una gran prueba ciclista,
que, como otras muchas competiciones, tantas y tan apasionantes
semejanzas guarda con el variado transcurso de la vida. El
amargor de la derrota, junto con la inquietante incidencia
de una muerte trágica., desencadenan una serie de situaciones
que subrayan, aun más, el simbólico paralelismo
que tan expresivamente pone en relación el ardoroso
combate de tales máquinas con los sucesivos afanes
de la existencia. Gracias a sus calidades narrativas, bien
puede asegurarse que en esta nueva obra de José María
Requena, el ciclismo, por vez primera, ha sido elevado a la
categoría de apasionante y sugestivo tema literario.
Así comienza el "Etapa fin de sueño"...
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"Etapa fin de sueño":
comienzo del libro ...
Con chaqueta color tabaco y corbata verde, el director
del equipo Granate Ron no parecía el mismo. Pero
no era sólo su aspecto lo que más había
impresionado al corredor Alejo Piña, sino lo
muy distintos que eran los modales y hasta la voz del
técnico, como si, al cabo de seis meses de la
Vuelta, su falta de contacto con el campo abierto y
la lucha de las bicicletas le hubieran refinado hasta
el punto de resultar un poquito amanerado. No afeminado,
no, amanerado, del todo perdida la sencillez y lo mismo
que si una cursilería de capital se le hubiera
impuesto al otro estilo aquel de la carrera, tan bronco
su vozarrón, la mar de apropiado para capitanear,
durante el complicado guerrilleo de las escapadas, con
palabrotas que a veces eran como bofetones, y a veces,
como cañonazos.
Ahora, cuando, en unión de su abogado, aguarda
impaciente a que le lleven a la sala para escuchar la
sentencia, Alejo Piña repasa con la memoria algunas
situaciones del juicio.
Más que ser muy moreno, el fiscal está
muy moreno. Debe ir a la playa los fines de semana,
hasta en invierno. De fijo que le agrada ver llover
sobre el mar y calentarse en la chimenea de su chalé,
mientras el temporal brama fuera como un toro. Sin duda
alguna, para dedicarse a ser fiscal hay que estar muy
alejado de los demás hombres. Y creo no equivocarme
al pensar que jamás se ha emborrachado, por la
sencilla razón de que nunca habrá necesitado
recurrir al olvido. Es un tío serio y basta.
Ni de niño llegaría a montar en bicicleta,
y no por falta de ganas, sino por miedo al ridículo.
Hay que ver con qué insistencia me busca los
ojos al preguntarme:
- Usted fue a por él ¿no es eso?
Yo diría que tiene en la mirada unos ganchos
invisibles con los que intenta sacar los trapos sucios
que cada cual tiene en su conciencia. ¿Y la voz
chillona y punzante? Primero, se te mete por el oído
como un berbiquí, y, a renglón seguido,
a través del orificio taladrado, esa misma voz,
aunque también chillona, se cuela más
despacito, intentando resultarte amable.
- Le recuerdo que la justicia es una cosa muy seria,
y que su situación se hará más
y más comprometida, por no decir más dramática,
si se empeña en faltar a la verdad.
Mueve mucho las manos. Nunca me agradaron las personas
que mueven demasiado las manos. Me dan la sensación
de que están a punto de convencerte a bofetada
limpia, aunque las manos del fiscal son demasiado estrechas
y largas, manos de niño enfermo sin curación,
como Adolfito, mi compañero de colegio, que,
a los ocho años, soñaba tanto o más
que yo con tener una bicicleta, y sus padres se la compraron
, como seis o siete años antes que a mi los míos,
aunque el pobre ni llegó a montarse en ella.
Unicamente pudo acariciarla. A todo correr se la habían
llevado al lado de su cama, porque la asfixia le abombaba
el pecho más y más, y los ojos, como si
quisieran salírsele fuera de las órbitas.
Pero, eso sí, su mano, de un amarillo claro,
se paseaba una y otra vez por el sillín y el
manillar, hacía girar ligeramente los pedales,
enredaba sus dedos en los brillantes radios de las ruedas.
Unas manos que la madre cuidaba como si en ellas estuviera
lo más importante de la corta vida del hijo,
el alma misma en aquellos dedos tan mimosamente perfumados
entre besos.
- A ver -dice el fiscal- Quisiéramos saber lo
que opina usted del odio.
-Hombre, pues yo ¿qué quiere que le diga?
- titubeo, me muerdo los labios, agito la cabeza.-.
El odio es malo, muy malo, y quizás peor para
quien odia.
- ¡Vaya! El odio es malo. Y usted ¿no ha
odiado jamás? ¿O sí? ¿No
odiaba usted a Francisco, su víctima?
El fiscal se mueve de un lado para otro. Parece que
quiere demostrar una soltura que no tiene, una agilidad
de piernas que ni por asomo. Piernas lentas, acaso extrañamente
gruesas, en contraste con esas manos suyas que parecen
cuchillos, piernas fofas con las que me gustaría
verle encima de una bicicleta, dale que te pego por
la maldita cuesta de Los Canchales.
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ALGUNAS CRÍTICAS SOBRE ESTE
LIBRO
ETAPA FIN DE SUEÑO
Por Ángel Basanta
Hace ya más de veinte años que José María
Requena (Carmona, Sevilla, 1925) ganó el Premio Nadal
con su primera novela El cuajarón (1972). Siguieron
a continuación cuatro más, tres de las cuales
obtuvieron sendos premios de menor renombre. Etapa fin de
sueño es, por tanto, la quinta novela publicada por
el autor sevillano. En ella se recrea la amarga experiencia
de un ciclista derrotado a quien la naturaleza no dotó
de recursos físicos suficientes para colmar en la competición
sus ilusiones de gloria. Y al mismo tiempo la lucha del corredor,
primero en la ruta seguida por la vuelta ciclista y después
en el solitario pedaleo de su retirada, alcanza dimensiones
simbólicas que relacionan dicho esfuerzo y las reflexiones
suscitadas con la carrera de la vida y sus eventualidades.
Alejo Piña Domínguez es uno de tantos deportistas
destinados a convertirse en gregarios en un equipo profesional
de ciclismo donde todo está planificado para que el
correspondiente jefe de filas pueda alzarse con la victoria.
Semejante condición propicia muy profundas decepciones
por cuanto acaba suponiendo el callado adiós a tantos
insomnios de la fantasía alimentados en el pasado.
Pero hay también otras razones de amargura en esta
lucha individual. Pues la experiencia de este ciclista se
ha ido completando salpicada de agravios sufridos en su habitual
confrontación con otros rivales. Hijo de un hortelano,
sólo pudo entrever en la soñada gloria del ciclismo
un medio para superar aquel origen humilde. Por lo cual desde
sus primeros triunfos locales tuvo que soportar, entre las
diarias tensiones y resquemores, su complejo de pueblerino
frente a los más adiestrados rivales venidos de la
ciudad. He aquí, pues, una manifestación mas
de la acomplejada actitud del campesino en su menosprecio
de aldea y envidia de la urbe. Ambas situaciones, la inicial
desventaja de quien ha nacido amarrado a la huerta y su obligada
resignación posterior al trabajo de segundón
en el equipo, jalonan la trayectoria de este ciclista hacia
el fracaso final. Claro que él mismo ha contribuido
también a su propia caída, de la cual resulta
culpable a causa de sus descuidos en el tabaco y en la bebida,
por más que tales tentaciones puedan entenderse como
secretos consuelos de no cumplidos sueños de victoria.
En el último tramo de su carrera deportiva se levanta
la empicada cuesta de un puerto de montaña que él
ya no podrá subir. La humillación experimentada
en la derrota cerca de su lugar lo arrastra a la huida y al
regreso solitario al pueblo. Mas la carrera de obstáculos
de la existencia continúa. Sus reflexiones al compás
del vencido pedaleo irán empañándose
cada vez más de frustración y vacío existencial
hasta que todo se oscurece fatalmente por la azarosa muerte
de un odioso cuñado que se cruza ante la bicicleta
del acosado fugitivo. Su reclusión posterior en una
celda de la cárcel provincial aporta el espacio adecuado
para el ensimismamiento y la rememoración del pasado.
La novela comienza con el juicio motivado por dicha muerte.
Su discurso está distribuido en seis partes organizadas
en una composición circular. Empieza "in medias
res" con el proceso judicial desarrollado seis meses
después. A continuación se lleva a cabo una
larga retrospección temporal cuyo curso lineal en la
recreación de los últimos acontecimientos se
quiebra a cada paso por la continua evocación de momentos
del pasado que acuden a la memoria del protagonista en subjetiva
asociación de los recuerdos. Finalmente, se recupera
la reanudación del juicio hasta llegar a la sentencia
absolutoria del acusado. Esta composición circular
acrecienta la suspensión de la intriga en el relato.
Porque se arranca con la incertidumbre de un juicio que no
se resuelve hasta el final. En el medio se desarrolla la relación
de lo ocurrido.
La novela tiene su más fecundo acierto estructural
en la cambiante modalización narrativa que se aprovecha
de las tres personas gramaticales. Todo procede, en última
instancia, de una narrador omnisciente que cuenta y describe
en tercera persona lo relacionado con los personajes principales.
Mas al poco de comenzar cada una de las partes se impone la
perspectiva del protagonista -y de algún otro personaje-
en primera persona y en la segunda autorreflexiva. Ello da
lugar a una variedad que, con alguna forzada dispersión,
revela toda su eficacia en el proceso de gradual interiorización
y ensimismamiento.
ABC Literario, 05/11/1993
LA PÁJARA
Por Antonio Montero Alcaide
A un escritor sevillano, José María Requena
(1925-1998), de tan labrada como poco conocida escritura,
se debe una novela que tiene al ciclismo como excusa para
levantar una metáfora del fracaso (Etapa fin de sueño,
Castillejo, 1993). Además, en algunos de sus párrafos
ya se barrunta la falsa proeza del dopaje: "Pero cómo
es posible que sean tan esqueléticos casi todos esos
muchachos que ganan la Vuelta, el Tour, el Giro, de dónde
sacan, pues, la casta necesaria para embestir y aguantar los
sucesivos puyazos de la montaña". Coloca Requena
como protagonista de su novela a un gregario del pelotón,
Alejo Piña, que abandona en la cuesta de Los Canchales
mientras su familia aguarda para verle llegar destacado en
la línea de meta. Ya digo, una metáfora del
fracaso este empinado puerto al que las piernas se enfrentan
sin corticoides, anabolizantes y hormonas; todo lo más,
con algunos terrones de azúcar y bidones de agua para
remediar el pellizco de los músculos y espantar a la
pájara: "La pájara revolotea. Primeramente,
alrededor de los peñascos de la cumbre, y, una vez
detenida en el aire, contempla de un golpe a los hombres que,
teñidos de colores muy vivos, ascienden por la cuesta,
no juntos, ni tampoco en hilera, sino en el desunido desorden
que impone la diversidad de fuerzas. Y la pájara repara
en tu persona. Se abandona al golpe de viento que castiga
los bajos de la montaña, y, una vez que ha perdido
altura, te elige a ti, porque ya estás muy rezagado,
respiras con dificultad y llevas los ojos mortecinos, por
la fiebre de un esfuerzo que te resulta insostenible".
Así, de tan lograda manera, Requena da cuenta de la
vulnerabilidad, porque la cuesta de Los Canchales es una epopeya
de sudores extenuantes que, cuando no se corona, humilla con
el coche escoba y la llegada a destiempo. Y es que en las
sobremesas amodorradas gusta contemplar tan dudosos portentos
entre los prodigios naturales, esta vez sí, del paisaje.
Por más que todo se desvanezca con los resultados de
un análisis y las glorias acaben heridas con la navaja
de la sospecha.
ABC de Sevilla, 06/07/2006
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Marzo de 2011
Carmona a
vuela pluma
La Delegación de Cultura
del Exmo Ayuntamiento de Carmona, Olavide en Carmona
y Servilia Ediciones, presentaron en el Parador Nacional
de Carmona el libro: "Carmona
a vuela pluma. Antología de escritos carmonenses.
José Maria Requena". Antonio Montero
Alcaide, editor de la obra, junto a Juan María
Jaén Ávila, hicieron una semblanza de
los textos recopilados y la biografía del autor.
ampliar>>
Junio de 2010
Pintura y
poesía
Entre el 4 y 20 de junio se expone en la Biblioteca
Pública Municipal de Carmona una muestra
de pintura a cargo de alumnos del Aula de Pintura
de Carmona, que bajo dirección de la profesora
Dña. Manuela Bascón han realizado una
serie de cuadros inspirados en poemas de José
María Requena. ampliar>>
Enero de 2010
Memorias del
periodismo sevillano
Con motivo del primer centenario de la Asociación
de la Prensa de Sevilla, se presentó la
obra "Periodistas
de Sevilla (Retratos de autores de dos siglos)",
editada por Mª José Sánchez-Apellániz,
y que recoje un homenaje a las personalidades más
destacadas del periodismo hispalense en los últimos
dos siglos. ampliar>>
Julio de 2008
Décimo
aniversario
El 13 de julio de 2008 se cumplen diez años
de la muerte de José María Requena.
El escritor sevillano Antonio
Montero Alcaide homenajea su memoria en un artículo
en ABC de Sevilla. ampliar>>
Noviembre de 2002
Publicada
la obra completa
Editada por el Ayuntamiento de Carmona, ya está
disponible el tercer y último tomo de las obras
completas de José María Requena.
Se trata de un total de tres volúmenes que
recogen toda su producción poética,
novelística, ensayística y de narrativa
breve, además de una selección de artículos
de prensa y diversos textos. Para más detalles:
archivo@carmona.org
Teléfono: 954191458
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Antonio Petit Caro
Reivindicación
de José Mª Requena en el cincuenta aniversario
de la muerte de Juan Belmonte
"Ahora que se conmemora con
los honores que le son debidos a su memoria los 50 años
de la
muerte de Juan Belmonte, es momento para reivindicar
la autoría de la primicia periodística
de aquella luctuosa noticia. Y es que fue el escritor,
poeta y periodista sevillano José María
Requena quien primero lanzó al mundo la versión
completa de lo que no fue sino una tragedia en "Gómez
Cardeña"...." ampliar>>
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Manuel Losada Villasante
En recuerdo
de José M. Requena
"Compartí con José
María Requena -hombre de pueblo entrañado
con el campo- momentos inolvidables a lo largo de la
infancia, juventud y edad madura, y me sentí
muy unido a él humana y espiritualmente..."
ampliar>>
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Enrique Montiel
José
M. Requena, una teoría de Andalucía
"Y es que resulta en extremo
difícil desproveer la narrativa de Requena, tan
pulcra y bien hecha, de lo sociológico, de lo
político, de lo histórico..." ampliar>>
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